viernes, 29 de enero de 2010

Internet: ¿una herramienta de uso o de abuso?


Las nuevas herramientas de la tecnología, principalmente el uso de internet ha traído consigo grandes beneficios, como la posibilidad de conseguir información de cualquier parte del mundo en sólo segundos, así como también es un recurso muy útil en el campo académico, pues con un simple clic tenemos a nuestra disposición un sin fín de información que nos ayuda en la elaboración de trabajos y tareas, sin necesidad de ir hasta una biblioteca a consultar libros y más libros para localizar la información deseada.
Pero esta herramienta lejos de ayudarnos, ha perjudicado la capacidad de comprender, razonar y por consiguiente redactar de una manera eficiente. Nos ha convertido en una sociedad holgazana pues todo lo que implique leer se resuelve con un simple “copy-paste.
¿En que ha derivado tanta tecnología y tanta facilidad para acceso a la información?
El mal uso que se le ha dado a esta maravilla de la tecnología ha provocado una terrible adolescencia de las facultades para redactar de los jóvenes estudiantes y me refiero específicamente a la carrera de ciencias de la comunicación, quienes comúnmente presentan problemas de redacción. Algunos no le dan la importancia que merece y consideran que el proceso de comunicación es eficaz aún cuando la redacción tenga inconsistencias e incongruencias, consideran que la capacidad para redactar correctamente es exclusiva de personas dedicadas a labores de letras tal como poetas, escritores, periodistas, aunque en la realidad la necesidad de redactar es inherente a cada uno de los individuos.
Redactar se convierte en un rito tan complicado que algunos ni siquiera lo intentan. La capacidad mental para realizar escritos lógicos y coherentes se encuentra aletargada, pues no se sienten obligados a pensar, ya que existe otro cerebro, cuya inteligencia artificial suple todas sus funciones.
Esta por demás destacar la imprescindible necesidad que tiene todo aquel estudiante o profesional en comunicación de escribir correctamente.
Tal como Hilda Basulto nos refiere; no es preciso ser persona de letras para tener necesidad de escribir bien, es decir adecuadamente. La palabra escrita es imperiosa en cualquier actividad moderna.
Internet es el gran invento de la tecnología moderna pero cabe preguntarse ¿Es para ti internet un recurso de uso o de abuso?

lunes, 25 de enero de 2010

Nota roja: "Periodismo de violencia e indolencia"


“Hallan descuartizado. Encuentran en dos bolsas el cuerpo sin vida de un hombre cerca de la culebra” (Noroeste, sección local 8ª no.11785. Lunes 25 de Enero 2010)

Cotidianamente, éstos son los títulos que protagonizan los encabezados de los periódicos locales y nacionales.
Es innegable el terrible estado de inseguridad y violencia del que es presa la nación entera. Estos hechos se ven representados gráficamente de forma cruda y sin censura en los diarios, en sus secciones de seguridad, justicia o nota roja. Donde la imagen no necesita de palabras, ni siquiera de títulos para entender la magnitud del siniestro y se han convertido en el pan nuestro de cada día. Ya a nadie extraña la imagen morbosa y cruel de un cuerpo sin vida, sin extremidades, sin cabeza, baleado, atropellado, o colgado de un puente.
Monsiváis definió con precisión y agudeza sarcástica lo que HOY es noticia: “noticia es que un campesino mate una bala y no al revés”. Nos explica que sólo lo insólito, lo escandaloso, lo ruin tiene cabida en la comunicósfera, concretamente en el periodismo de nota roja. Si esto además se acompaña de la imagen sádica e inicua que a cualquiera asombra y espeta, se convierte en la fórmula perfecta del éxito ya no informativo, sino comercial. En verdad, los diarios dedicados por entero a la publicación de la nota roja han conseguido afianzarse en el gusto de una gran cantidad de lectores, que no está demás decir, más que leer, les interesa observar, principalmente las fotografías que son tomadas de facto en algún determinado incidente. ¿Qué hay de atractivo en la imagen de la nota roja, que convierte una noticia en un suceso social? ¿Cuál es la reacción y opinión de la sociedad ante estas imágenes tan desgarradoras? A estas dos interrogantes podría agregársele una tercera: ¿Qué esta ocurriendo en la sociedad que prefiere los contenidos sangrientos y violentos por encima de cualquier otra información?
Para dar respuesta a estas interrogantes se necesita una profunda elucubración sobre cómo la violencia genera más violencia y que el periodismo de nota roja esta siendo coparticipe (voluntario o no) en esta sucesión de valores.
La sociedad de hoy se ha vuelto indolente, quizá por que ha caído en la insoslayable realidad de la cotidianeidad, viendo cuerpos y más cuerpos privados de la vida.
En que clase de sociedad nos estamos convirtiendo cuando vemos planas completas donde “seres humanos” se encuentran tendidos en camas de sangre, como si se tratara de pedazos inertes de carne. ¿Libertad de expresión? Se vale tener libertad de escribir y publicar la realidad tal cual. Lo que no se vale es presumir de cruento, fatuo y estúpido para mostrar la muerte sin ningún síntoma de respeto y decoro. Resta preguntarse ¿Qué pesa mas la labor periodística o la ética personal? Se lo dejo de tarea a la conciencia de cada quien.

miércoles, 13 de enero de 2010

Despierten a Haiti cuando pase el temblor.

En la escena... los techos cayendo, los vidrios quebrados, las casas edificios y hospitales hechos pedazos. Ni el mismo palacio de gobierno, hogar privilegiado pudo contener el embate de la madre tierra agonizando.
Los gritos, el llanto, la gente corriendo, el miedo absoluto en los ojos absortos de los niños Haitianos. Por todos lados presente: Sangre. Dolor. Muerte.
¿Que es ésto? ¿un mal sueño? ¿una terrible pesadilla? ojala así fuese, al menos Haití tendria el privilegio o la esperanza de despertar.
Desafortunadamente esta es la realidad que vive un Haití devastado por un terremoto de 7.3 grados en escala Richter. Un minuto, sólo un minuto bastó para partir a la antigua isla española y literalmente la fraccionó, la dividió con una profunda grieta, como profundas y agudas son las grietas en el alma, por las penas que pasa la gente de Haiti, quien para acrecentar males resulta ser la comunidad más pobre de America Latina, donde la población vive en condiciones precarias, donde el deporte y la música son los únicos alicientes, que alivian la tristeza de su gente. Donde la comida y el techo no son necesidades básicas, sino lujos.
Cómo puede una nación así, afrontar un desastre de tales dimensiones, cuando el gobierno y sociedad de esa región están en colapso. Ante éstas atenuantes lo único que Haití puede hacer es; gritar, gritar y gritar más fuerte para que las naciones amigas lo despierten de la pesadilla que apenas comienza. La pesadilla que América vive tiene ya nombre y apellido: crisis económica, pero no existe crisis material ni monetaria que que pueda superar la crisis que vive la isla de paredes destruidas y calles desoladas. Ésa isla de niños, jovenes, ancianos y adultos, hambrientos, desolados y temerosos por la incertidumbre de estar en el limbo. Sin casas, ni calles, ni iglesias, ni esquinas, ni hueco, ni cueva en donde esconderse.
¿Que en Estados Unidos cada dia hay menos trabajo? ¿Que en México amanecieron otros 60 ejecutados? ¿Que si se desplomó un helicoptero con un importante hombre de negocios abordo? ¿Acaso ésto se compara a la horripilancia de pisar cadaveres y hundirse entre los cuerpos y los escombros?. No lo creo. Nuestros hermanos Haitianos, tan distintos de México y de toda América a la que pertenece, le grita a toda voz DESPIERTA! y le ayude a levantarse.
Si los terremotos dividieron una nación, todas las naciones están obligadas a cerrar las fisuras y a unir la grieta, más que por hermandad, por humanidad, cualquier sociedad que se precie de serlo, tiene en esta ocasión la oportunidad de demostrarlo.
Ojala ese temblor no sólo mueva la tierra, ojala que remueva y sacuda la conciencía de los ricos, los poderosos, los de sangre pura. Aquellos que tienen en sus manos las riendas del mundo entero.
El desastre no es un terremoto, el desastre es humano y se llama: INDOLENCIA.
Ahora nos toca despertar a Haití, por que ya paso el temblor y despúes de caer lo único que resta es levantarse.